Casas emblemáticas y desarrollo de S’Agaró
Muchas casas de la urbanización han sido catalogadas y protegidas como obras de singular interés arquitectónico. Josep Ensesa i Gubert estableció por su cuenta unos parámetros de aprovechamiento urbanístico que, casi un siglo después, recogen los cuatro planeamientos generales aprobados por el ayuntamiento hasta hoy.
En S’Agaró, las construcciones se han adaptado a la evolución del estilo de vida de cada época a lo largo de todo un siglo, siempre de la mano de buenos arquitectos, que han sabido aplicar unos diseños respetuosos e integrados en el entorno. En buena medida, gracias a la generosa y acertada normativa sobre usos y aprovechamiento urbanístico implantada por Josep Ensesa Gubert hace un siglo y plenamente vigente en la actualidad.
PANEL 07
07.1 Casas emblemáticas
En la mayoría de las casas se puede observar la influencia de las masías, especialmente en el uso de algunos materiales y características propias de las casas rurales, como pueden ser la utilización de terracotas y cerámica, la presencia de cubiertas a dos aguas, el reforzamiento de las esquinas con sillares de piedra, etc. Aun así, no se trataba de una imitación de una masía, sino de una reinterpretación con un marcado acento artístico.
Además, estuvieron diseñadas siguiendo el concepto del «artista global», en que los arquitectos se encargaron de todos los detalles que intervenían en su construcción, no solo del elemento arquitectónico. Intervinieron en todo: en el diseño de los edificios, los jardines, los muebles y la decoración interior.
La «Senya Blanca» estableció el modelo que tenía que servir de orientación para el resto de chalés. Hasta los años setenta, los nuevos propietarios que adquirían una finca a Ensesa tenían que aceptar unas condiciones que no solo los obligaban a seguir una serie de instrucciones relativas a los usos y a la volumetría de la casa, sino también sobre los materiales, las formas y cualquier detalle exterior de los edificios.
Durante la posguerra y hasta los años sesenta, la arquitectura de S’Agaró estuvo marcada por Francesc Folguera y, después, por Adolf Florensa, elegidos por Ensesa como arquitectos de prestigio. Raimon Duran y Reynals, Nicolau M. Rubió y Tudurí, Joan Mirambell y Joaquim M. Casamor, fueron otros profesionales destacados que dejaron su huella.
En los años setenta, a partir de la muerte de Florensa, diferentes arquitectos introdujeron en S’Agaró muestras de una arquitectura más actual, como Josep Pratmarsó, José A. Coderch, Lluís Samaranch, Lluís Sibils y su hijo Àlex Sibils, que con un lenguaje contemporáneo también supieron encontrar la ensambladura en el paisaje y el urbanismo de la ciudad jardín.