En el interior del Hostal de La Gavina y de S’Agaró Hotel, dos auténticos faros del turismo, se podrá ver la evolución y la historia de estos dos emblemáticos hoteles y descubrir cuáles han sido sus visitantes más ilustres.

El Hostal de La Gavina abrió las puertas, por primera vez, el 2 de enero de 1932 y disponía de once habitaciones. Este edificio formaba parte de la comunidad de chalés, junto al mar, que estaba construyendo Josep Ensesa y Gubert con los diseños del arquitecto Rafael Masó i Valentí, un reputado defensor de la arquitectura novecentista catalana. Él mismo definió el carácter de S’Agaró con pórticos,
torres, terrazas y tejados de líneas bajas para crear un espacio dirigido a aquellas personas con sensibilidad por el arte.

El Hostal de La Gavina ha crecido respetando el espíritu de la construcción original. Aquellas primeras 11 habitaciones se han convertido en 74 y el hotel ha añadido a sus instalaciones un spa, una piscina exterior, restaurantes y un espacio para reuniones, siempre manteniendo su estilo original y sin perder el contacto con su patrimonio histórico.

En cuanto a S’Agaró Hotel, el edificio lo promovió Antoni Montseny, constructor del Palacio de Montjuic, en el marco de la Exposición Universal de Barcelona del año 1929. El arquitecto fue Pere Domènech y Roura, hijo de Lluís Domènech i Montaner.

El actual S’Agaró Hotel se inauguró bajo el nombre de Hotel Monumental y aconteció el primer hotel importante de la cercanía. En aquellos momentos, el turismo de playa no existía. Josep Ensesa lo compró al promotor, y Narcís Masó, uno de los hermanos de Rafael Masó, en 1935, lo convirtió en la escuela de S’Agaró. Durante la guerra, sirvió de hospital y, cuando esta acabó, Josep Ensesa lo volvió a abrir como hotel, cambiándole el nombre por Hotel de la Platja. Desde finales de los años 60 sirvió, ocasionalmente, como un anexo de La Gavina. En los años 80 se llevó a cabo una profunda remodelación y varias ampliaciones. Se estrenó como S’Agaró Hotel el 1986 y hoy tiene 93 habitaciones.